En qué condición lamentable se encontraba esta última congregación! Tibia y a punto de ser vomitada de la boca del Señor. No obstante, encontramos que a cualesquier individuos de esa congregación que estuvieran listos a escuchar se les dan estas palabras amigables de amonestación y consejo: “A todos aquellos a quienes les tengo cariño los censuro y los disciplino. Por lo tanto sé celoso y arrepiéntete.” Ahora note lo que dice enseguida Jesús: “¡Mira! Estoy de pie a la puerta y toco. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis. 3:19, 20)
No, él no dice que vengamos y toquemos la puerta de la casa de él, preguntándose qué pudiera significar el que se le exigiera presentarse ante él. Más bien, él se representa estando de pie y tocando a nuestra puerta. ¡Qué asombroso cuadro! Imagínese que es su casa y que usted está solo, a punto de cenar como de costumbre. Luego súbitamente usted oye que alguien toca y una voz que anuncia quién es. ¡El Señor mismo! Pues, por supuesto, usted inmediatamente lo invitaría a entrar. No hay por qué preocuparse en cuanto a lo que haya en la despensa, porque usted sabría que él no habría venido para comerse cuanto usted tuviera y dejarlo en la miseria, como decimos a veces. Más bien, usted sabría que el verdadero propósito de su visita sería darle el beneficio de un banquete espiritual abundante y edificante y de disfrutar de comunión preciosa con él en el clima casero de la amistad personal. ¿No es eso lo que hizo Jesús cuando estuvo en la Tierra y se le invitaba a cenar, como sucedió en el caso de Lázaro y sus hermanas?—Lucas. 10:38-42.
En muchas ocasiones, Cristo impartió
enseñanza espiritual mientras comía con otras personas (Lucas 5:29-39; 7:36-50; 14:1-24). Actualmente toca a la puerta de las congregaciones que se asemejan a la de Laodicea. ¿Responderán sus miembros a su llamada? ¿Reavivarán el cariño que le tienen, lo acogerán y permitirán que les enseñe? Si lo hacen, Cristo celebrará con ellos un banquete y les concederá grandes bendiciones espirituales.
En sentido figurado, los cristianos verdaderos de la actualidad semejantes a ovejas dejan entrar a Jesús, y al darle tal acogida se encaminan a la vida eterna (Juan 10:16; Mateo 25:34-40, 46).
Por medio de Cristo Jesús, nos invita a entregarnos en dedicación plena y sin reservas a él. En segundo lugar, Cristo Jesús, hablando por su Padre y él mismo, nos pide que le invitemos a entrar en nuestra casa, en nuestra mente y corazón y en toda nuestra vida. ¿Con qué propósito? Él quiere que le permitamos hablarle en la quietud de nuestra propia mente y corazón. ¿Cómo? Por medio de la Palabra de su Padre.
Además, ¡qué notable lección de humildad verdadera hay aquí! Aun el Señor resucitado no exige entrar, diciendo: ¡Venga, abra! Más bien, se le representa estando de pie afuera, tocando pacientemente y esperando para ver si seremos tan bondadoso como para oír y responder.
Amen gloria ha Dios nuestro señor . Maravilloso padre grasias por grasias por su maravilloso amor y por la vida y la salud vendito y glorificado sea su santo nonbre señor por toda la heternidad en el nonbre de jesus amen . Buen día apresiados amigos grasias por conpartir con nosotros esa hermosa Reflexión que es de gran vendicion grasias por estar hai en ese lindo ministerio Devocional cristiano para Adultos hayudandonos en nuestro crecimiento Espiritual . Les mando un fuerte abraso con mucho cariño y amor y que tengan un precioso dia con jesus amen . .
26/04/2022 a las 11:20 PM
En qué condición lamentable se encontraba esta última congregación! Tibia y a punto de ser vomitada de la boca del Señor. No obstante, encontramos que a cualesquier individuos de esa congregación que estuvieran listos a escuchar se les dan estas palabras amigables de amonestación y consejo: “A todos aquellos a quienes les tengo cariño los censuro y los disciplino. Por lo tanto sé celoso y arrepiéntete.” Ahora note lo que dice enseguida Jesús: “¡Mira! Estoy de pie a la puerta y toco. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis. 3:19, 20)
No, él no dice que vengamos y toquemos la puerta de la casa de él, preguntándose qué pudiera significar el que se le exigiera presentarse ante él. Más bien, él se representa estando de pie y tocando a nuestra puerta. ¡Qué asombroso cuadro! Imagínese que es su casa y que usted está solo, a punto de cenar como de costumbre. Luego súbitamente usted oye que alguien toca y una voz que anuncia quién es. ¡El Señor mismo! Pues, por supuesto, usted inmediatamente lo invitaría a entrar. No hay por qué preocuparse en cuanto a lo que haya en la despensa, porque usted sabría que él no habría venido para comerse cuanto usted tuviera y dejarlo en la miseria, como decimos a veces. Más bien, usted sabría que el verdadero propósito de su visita sería darle el beneficio de un banquete espiritual abundante y edificante y de disfrutar de comunión preciosa con él en el clima casero de la amistad personal. ¿No es eso lo que hizo Jesús cuando estuvo en la Tierra y se le invitaba a cenar, como sucedió en el caso de Lázaro y sus hermanas?—Lucas. 10:38-42.
En muchas ocasiones, Cristo impartió
enseñanza espiritual mientras comía con otras personas (Lucas 5:29-39; 7:36-50; 14:1-24). Actualmente toca a la puerta de las congregaciones que se asemejan a la de Laodicea. ¿Responderán sus miembros a su llamada? ¿Reavivarán el cariño que le tienen, lo acogerán y permitirán que les enseñe? Si lo hacen, Cristo celebrará con ellos un banquete y les concederá grandes bendiciones espirituales.
En sentido figurado, los cristianos verdaderos de la actualidad semejantes a ovejas dejan entrar a Jesús, y al darle tal acogida se encaminan a la vida eterna (Juan 10:16; Mateo 25:34-40, 46).
Por medio de Cristo Jesús, nos invita a entregarnos en dedicación plena y sin reservas a él. En segundo lugar, Cristo Jesús, hablando por su Padre y él mismo, nos pide que le invitemos a entrar en nuestra casa, en nuestra mente y corazón y en toda nuestra vida. ¿Con qué propósito? Él quiere que le permitamos hablarle en la quietud de nuestra propia mente y corazón. ¿Cómo? Por medio de la Palabra de su Padre.
Además, ¡qué notable lección de humildad verdadera hay aquí! Aun el Señor resucitado no exige entrar, diciendo: ¡Venga, abra! Más bien, se le representa estando de pie afuera, tocando pacientemente y esperando para ver si seremos tan bondadoso como para oír y responder.
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27/04/2022 a las 5:38 AM
Amen gloria ha Dios nuestro señor . Maravilloso padre grasias por grasias por su maravilloso amor y por la vida y la salud vendito y glorificado sea su santo nonbre señor por toda la heternidad en el nonbre de jesus amen . Buen día apresiados amigos grasias por conpartir con nosotros esa hermosa Reflexión que es de gran vendicion grasias por estar hai en ese lindo ministerio Devocional cristiano para Adultos hayudandonos en nuestro crecimiento Espiritual . Les mando un fuerte abraso con mucho cariño y amor y que tengan un precioso dia con jesus amen . .
27/04/2022 a las 6:24 AM
Muchísimas Gracias 😊
27/04/2022 a las 7:42 AM
Amén hermana que buena reflexión Dios nos dote de un corazón humilde para aceptar su voz siempre amén y amén 🙏😇